El trasplante es un momento delicado para cualquier planta, ya que se tiene que adaptar a las nuevas condiciones medioambientales. Seguir algunas pautas para hacerlo correctamente resulta muy importante para hacerles la mudanza más llevadera. A continuación te contamos 5 consejos para trasplantar tus plantas de forma correcta.
No olvidemos que si queremos adelantar las fechas de siembra de algunas de nuestras hortalizas, una excelente forma de hacerlo es
1. Escoge el momento adecuado
Cuando hace calor, es mejor trasplantar cuando esté nublado o por la tarde cuando hace más fresco. Así la planta tiene toda la noche para acostumbrarse antes de enfrentarse al calor y la luz fuerte del día. Esto es especialmente importante para plantas pequeñas en el jardín.
Recuerda poner cada planta en un lugar donde reciba la cantidad correcta de luz. Aprende cómo saber si la planta necesita más o menos luz en este post.
2. Prepara el terreno
Antes de comenzar el trasplante es imprescindible tenerlo todo preparado. Saber dónde va cada plantón ahorrará tiempo de exposición al aire a las raíces.
Si vas a plantar en suelo: Descompacta bien, aporta compost y riega bien.
Si plantas en recipientes: Asegúrate de tener un buen sustrato preparado y bien humedecido. Aporta un extra de nutrientes previo al trasplante.
Es muy importante que el medio donde vayamos a trasplantar esté mullido, húmedo y bien nutrido. En nuestra tienda encontrarás sustratos muy nutritivos como la tierra a base de humus de lombriz. Una buena idea es utilizar fertilizante a base de algas marinas. Contiene aminoácidos y hormonas vegetales que se asimilan muy rapidamente y que dan mucho vigor a la planta, mejorando además sus resistencia a condiciones adversas. También es muy rico en potásio, que favorece la absorción de agua por parte de las raíces. Así, reducirás el estrés hídrico que suelen sufrir en esta etapa tan delicada. En nuestra tienda física disponemos de una gran variedad de nutrientes para tus ponte en contacto con nosotros y te ayudamos a elegir.
3. Cuidado con las raíces
El daño en las raíces provoca que la planta tenga que destinar energía a su reparación, en lugar de centrarse en amoldarse al nuevo medio, resistir las horas de luz y acostumbrarse al nuevo régimen de agua.
Hay varias formas para evitar dañarlas durante el proceso del trasplante:
Humedece bien el sustrato del semillero, esto facilitará que las raíces salgan todas en lugar de romperse.
Utiliza semilleros biodegradables, como este de papel de periódico o de turba prensada. Al trasplantarse junto con el plantón, las raíces sufren menos.
Trátalas con cuidado: No tengas prisa, aprieta con cuidado los márgenes de la maceta para despegar el sustrato todo de una. Si trabajas con semilleros de plástico o reciclados (tipo envases de yogur) una ligera presión en la base bastará para sacar el plantón de golpe.
Felicidades ya tienes tu planta en el lugar definitivo, ¿y ahora qué? Las próximas acciones son válidas tanto para prevenir el shock del trasplante como para revertirlo.
4. Crea un ambiente adecuado
Una vez hemos realizado el trasplante debemos intentar minimizar las condiciones que pueden provocar el shock, para que la transición al nuevo medio resulte lo más sencilla posible. Lo importante aquí es favorecer que las raíces destinen toda su energía a extenderse por el nuevo medio, en lugar de dedicarla a buscar nutrientes y agua en un medio hostil.
Los principales peligros de un plantón en este momento son dos: la falta de nutrientes y la falta de agua, lo primero ya lo tenemos que tener solucionado con el aporte de fertilizante previo, para lo segundo tenemos que centrarnos en tres aspectos:
Protégela del viento: El viento aumenta la perdida de agua por las hojas y la evaporación del suelo. Para ello, el uso de pantallas y/o vegetación alta resulta de mucha ayuda. Para proteger el suelo y evitar que el viento y la luz incidan directamente, coloca una capa de hojas, paja, o film de acolchado. Mantendrás la humedad y temperatura del suelo a unos niveles adecuados para la planta.
Protégela del calor: El truco aquí es sencillo, a más calor, más riego.
Protégela de la luz: Si los días son muy calurosos, una sombrilla durante un par de horas al día (o una sabana blanca por encima, que refleje la luz) le dará un respiro más que necesario.
5. Mantén la humedad
La humedad es muy importante en este momento. Empieza con riegos frecuentes al principio y ve reduciéndolos gradualmente para que la planta se acostumbre. No querrás que esté demasiado cómoda y las raíces no crezcan en busca de agua. Puedes usar botellas de agua recicladas y ponerlas encima de las plantas como si fueran mini invernaderos para mantener la humedad los primeros días.
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